Los "Onsen"

Japón está literalmente sumergido en agua caliente... Una agua que emana de la tierra de punta a punta del país. En japonés, los baños de aguas termales se llaman onsen, y en todo el país superan los 3.000, más que en ningún otro lugar del mundo, incluido Islandia.


Con tantos onsen, es normal que los haya de todos los tamaños, formas y colores. Los hay en el centro de Tokio, a pocos minutos a pie del barrio de ocio nocturno de Roppongi; hay un onsen en lo alto de los Alpes Japoneses, a los que sólo se llega caminando durante todo un día por las cimas de las montañas. Los hay entre las rocas de la costa, sólo cuando la marea alcanza un cierto nivel. La cuestión es que en algún punto del archipiélago hay un baño al gusto del que lo busque. Algunos japoneses afirman que el único elemento distintivo de su cultura (que no tenga su origen en el continente asiático) es el baño.
En los documentos históricos más antiguos de Japón aparecen referencias a los onsen, y se puede decir que los japoneses se han bañado en ellos desde los orígenes de su pueblo. A lo largo de los milenios, los nipones han convertido el simple acto de bañarse en una especie de religión. En la actualidad para la mayoría de los japonses el peregrinaje a un onsen famoso es lo más parecido a un peregrinaje religioso que harán en la vida.
Hoy en día, la mejor forma de probar ésta experiencia es visitar un onsen ryokan, un hostal japonés tradicional con baño termal propio. En ellos, uno se pasa el día disfrutando del baño, descansando en la habitación y saboreando deliciosa comida local... En éste sentido los japoneses se adelantaron mucho al concepto del balneario moderno: algunos onsen ryokan también ofrecen masajes, saunas y tratamientos de belleza.
Tal vez, uno de los mejores aspectos de los onsen sea su ubicación. Suelen encontrarse en zonas de gran belleza natural y las bañeras están situadas de modo, que sentado, se contemplan las hermosas vistas. A menudo son rotemburo (bañeras al aire libre)


El mejor onsen situado en una ciudad, es sin duda el Azabu-Juban Onsen en Tokio. Es el onsen urbano por excelencia. Relajándose en sus bañeras cuesta creer que el bullicio de Tokyo se encuentra al otro lado de la puerta. Su anodino aspecto exterior oculta la recompensa del interior, el agua vaporosa y rica en minerales extraída desde 500 metros de profundidad y el ambiente de un clásico baño tradicional. Además los fines de semana ofrece música tradicional en directo en el salón de té de tatami.